La historia de Mai

Hace unos días curioseaba Instagram, cuando me encontré con la siguiente historia que os voy a compartir. Ya aviso que no es apta para sensibles.

La mamá de Mai estaba embarazada y le practicaron una cesárea por prolapso del cordón (algo muy raro) que desgraciadamente no tuvo un buen final. Esta mamá colgó una foto en Facebook de un pecho de mujer con una gota de leche, "llorando" la pérdida de su cría. Algún insensible decidió alertar la foto por lo que fue borrada rápidamente y con ella todos los mensajes de apoyo que había recibido por la siguiente "carta":

Cuando la leche no es blanca
El pasado 3 de marzo mi hija Mai nació muerta. Nadie te prepara para eso. Nadie está preparado. Dentro de la nebulosa del momento, burrocracia, gestiones, decisiones y recuerdos, alguien te ofrece pastillas para cortar la leche. Alguien te dice que puedes esperar. Y en ese momento caes en que tu cuerpo, tu cuerpo de madre, parida la placenta, producirá leche en unos días. Y te cagas en la Naturaleza. Mi elección fue esperar, quizás para aferrarme a lo que de Mai me quedaba. No me arrepiento, fue una despedida suave y paulatina, pero cada mujer debe tener libertad para escoger la suya. Los profesionales deben informar. No juzgar. Tras la cesárea de urgencia y la muerte, el shock y el dolor físico dejaron paso a una fuerza increíble que me impulsaba a levantarme, a lamerme mi propia herida. Los pechos se me llenaron de leche, tremendos y calientes. Fui mamífera en estado de alerta, buscando a mi cría, esperándola. Por la cesárea tomaba antiinflamatorios, quizás por eso no sentí dolor, solo malestar, no tuve necesidad de extraerme leche ni de aplicarme frío ni hojas de col. Dejé fluir la leche, simplemente, dejé que me mojase despidiendo a mi bebé, dejé que se perdiese. Dejé a mi cuerpo hacer su duelo, llorar su luto, hasta que la leche se marchó. Y con ella la fuerza. La mamífera que por fin tomó conciencia de que su bebé no iba a volver. Mamífera vacía de vientre y pechos muertos. El cuerpo de madre, creador, nutricio, lleno de vida y alimento pasó suavemente a convertirse en silencio, en cementerio.
La verdad es que, aunque no sea madre, la historia me dejó un poco "tocada". La forma en que redacta todo lo sucedido y cómo trasmite me ha llevado a compartir esta historia anónima pero que circula por las redes sociales y blogs. 

Os dejo también un blog que encontré buscando el texto y que parece conocer a la autora. Se trata del blog "Otro blog de mamis"

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